Ciudad de La Paz, lugar donde se desarrolla la novela.
miércoles, 7 de noviembre de 2007
lunes, 5 de noviembre de 2007
lunes, 22 de octubre de 2007
La ciudad de Jaime Saenz
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Jaime Iturri Salmón | Fondo Negro | La Prensa
Basta recorrer las calles de la vieja urbe para sentir la magia que conquistó al autor de Los Cuartos. Porque La Paz de noche tiene una magia especial, mezcla del viento frío y del calor de un buen quemapecho.
Sus habitantes tan cercanos al sarcasmo, tan ensimismados, tan dispuestos al llanto después de unos tragos y al mismo tiempo capaces de derrochar la vida en el baile, han dado formas a este capricho de la naturaleza, peleando y conviviendo con ella.
Esa La Paz es mítica, como lo fue Jaime Saenz al punto que gran parte de sus admiradores están más seducidos por la forma de vivir del autor de Felipe Delgado que por sus escritos. ¡Cuánta razón tenía Borges al proclamar que un clásico es un autor del que todos hablan pero al que nadie lee!
Hay, entonces, un Saenz recreado, lo cual no está mal porque finalmente la literatura sigue siendo "las intrigas que inventamos". El propio escritor creó "su" ciudad recorriéndola con su viejo traje de aparapita, tomando el peor de los alcoholes, buscando en la droga más que la evasión, la recreación de un lugar que amaba. Es justo entonces que cada lector se invente el escritor que quiera aunque sólo sirva para que se tome unos tragos y no lea más que un par de hojas de él.
En los veinte años que nos separan de su muerte, la ciudad ha cambiado, se ha vuelto menos acogedora, ha crecido hacia los cuatro puntos cardinales, el centro se ha convertido en una heladera, sucia y lumpenizada. Aunque quizá esto último le hubiera gustado a Saenz.
Ahora se habla de metrópoli y se van sumando ciudades, mientras tanto el Montículo ha pasado de plaza de los enamorados a ser el lugar más vigilado por los ojos y los bolsillos de los carabineros (vieja expresión con la que designábamos a los policías, hoy conocidos como tombos).
domingo, 14 de octubre de 2007
el realisme màgic urbà